La economía china ha sido objeto de escrutinio durante el último año, en particular en lo que respecta a la deflación y la evolución de los precios al consumo en el país. Entre octubre de 2023 y enero de 2024, el país sufrió un periodo de deflación, en el que los precios al consumo permanecieron estancados o descendieron.
Sin embargo, a partir de julio de 2024, la situación ha mostrado signos de mejora. El aumento interanual de los precios al consumo alcanzó el 0,5%, el mayor desde febrero de 2024. Esto marca un punto de inflexión significativo para la economía china, lo que plantea interrogantes sobre las tendencias futuras y los factores subyacentes que contribuyen a este cambio.
Comprender el periodo deflacionista de China
La deflación se refiere a una disminución del nivel general de precios de bienes y servicios. Mientras que la inflación denota un aumento de los precios, la deflación sugiere una economía en contracción en la que la demanda es débil y las empresas bajan los precios para atraer a los consumidores.
En China, este periodo deflacionista de finales de 2023 a principios de 2024 estuvo impulsado principalmente por la baja demanda en diversos sectores. El débil gasto de los consumidores en bienes no esenciales contribuyó a la caída de los precios.
El papel de la demanda de los consumidores
Un factor clave de la presión deflacionista en China ha sido la débil demanda de los consumidores. La limitación del gasto se ha traducido en una presión a la baja sobre los precios, lo que a menudo se considera un reflejo de la escasa demanda.
Cuando la gente no gasta, las empresas tienen pocos incentivos para subir los precios, lo que contribuye a un entorno deflacionista.
El factor precio de los alimentos
Los precios de los alimentos son cruciales en el Índice de Precios de Consumo (IPC) de China. En muchas economías, los precios de los alimentos son más volátiles que los de otros sectores debido a las condiciones meteorológicas, los ciclos de las cosechas y las cadenas mundiales de suministro. En el caso de China, los precios de los alimentos han mostrado elasticidad, lo que significa que los cambios en la demanda se reflejan rápidamente en ajustes de precios. Mientras otros sectores veían debilitarse la demanda, los precios de los alimentos han seguido siendo fundamentales para estabilizar el IPC durante la deflación.
El impacto del exceso de capacidad y la competencia industrial
El exceso de capacidad se refiere a una situación en la que las industrias producen más bienes que la demanda. Este problema de la oferta se ha dejado notar especialmente en industrias como el sector automovilístico chino, donde la competencia es feroz.
La intensa competencia hace que bajen los precios, ya que las empresas se esfuerzan por mantener o aumentar su cuota de mercado. Esto agrava aún más las presiones deflacionistas, ya que las industrias siguen produciendo a pesar de la limitada demanda de los consumidores.
Contradicciones en los datos chinos
Aunque algunos economistas chinos sostienen que las cifras de consumo están infravaloradas, la mayoría de los observadores aceptan que los niveles de consumo de China son relativamente bajos. Sin embargo, los datos contienen incoherencias que dan lugar a contradicciones internas.
Esto hace difícil ver con claridad los niveles reales de consumo de la economía. A pesar de estas discrepancias, el discurso general sobre la debilidad del consumo y el exceso de capacidad industrial sigue siendo válido.
Evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC) y del Índice de Precios de Producción (IPP)
Según la última encuesta de Bloomberg, la predicción mediana para el IPC de China en 2024 es del 0,5%, con una proyección del 1,5% para 2025. Aunque estas cifras puedan parecer modestas, representan una recuperación gradual de las tendencias deflacionistas experimentadas el año pasado.
El aumento del 0,5% de los precios al consumo en julio de 2024 indica que la economía puede estar estabilizándose, aunque se espera que la recuperación total lleve tiempo.
Evolución de los precios de producción
Los precios de producción en China también han mostrado signos de recuperación. Desde octubre de 2022, han seguido una tendencia a la baja, con descensos anuales constantes. Los informes de junio y julio de 2024 mostraron una caída del 0,8%, marcando el punto más bajo de 2023.
Sin embargo, se ha producido una mejora gradual desde junio de 2023, cuando los precios a la producción cayeron un 5,4%. Esta recuperación de los precios de producción puede indicar que las industrias se están adaptando a las nuevas condiciones del mercado, reduciendo el riesgo de deflación prolongada.
El camino por recorrer: Indicadores clave
Más allá de las tendencias de los precios al consumo y al productor, los datos de préstamos y del sector real son otro indicador crítico de la salud del crecimiento económico de China. Tras la publicación de los datos de precios en julio, los analistas se centran ahora en los datos de préstamos y créditos de agosto de 2024.
El sector crediticio es vital para apoyar la expansión empresarial y el gasto de los consumidores, lo que podría contribuir a estabilizar aún más los precios. Los datos del sector real, que incluyen la producción manufacturera y el rendimiento del sector servicios, también serán cruciales para determinar la dirección de la economía china en los próximos meses.
El gobierno chino ha introducido varias políticas para impulsar el consumo y estabilizar los precios. Estas medidas incluyen la flexibilización de las políticas monetarias, como la bajada de los tipos de interés y el fomento de los préstamos a empresas y consumidores.
Además, se espera que los paquetes de estímulo dirigidos a sectores cruciales, como el inmobiliario y el manufacturero, impulsen la demanda. La eficacia de estas políticas se seguirá de cerca a medida que China avance en su recuperación económica.
La recuperación económica de China tras su periodo deflacionista presenta una coyuntura crítica no sólo para su mercado interior, sino también para los inversores, empresas e industrias mundiales con profundos vínculos. La subida gradual de los precios al consumo y la estabilización de los precios al productor apuntan en la buena dirección.
Sin embargo, el camino hacia el crecimiento sostenido y la estabilidad sigue siendo complejo, con obstáculos como el exceso de capacidad en sectores clave y la falta de coherencia de los datos que aún empañan el panorama general.
Para las empresas y los inversores, especialmente los que participan en el mercado chino o lo siguen de cerca, éste es un momento de incertidumbre y oportunidades. Las empresas que se adapten a la evolución del panorama estarán mejor posicionadas para beneficiarse de esta fase de transición aprovechando los incentivos gubernamentales, comprendiendo los cambios en el comportamiento de los consumidores y preparándose para posibles fluctuaciones en sectores como el inmobiliario y el manufacturero.
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